Desde fuera, Ca Na Xini se diría un ejemplo precioso de la arquitectura menorquina heredera del estilo británico que dejó su impronta en la isla desde el siglo XVIII. Una gran casa de predio, las fincas agropecuarias que se reparten buena parte del suelo de la isla. Pero pocos saben que se trata de una rareza, de estilo italiano, que la hace única. La sorpresa está al abrir la puerta, cuando buceamos en un espacio de blancos impolutos, algún mueble colonial y líneas de vanguardia que sólo contrastan con la vista de los jardines desde las ventanas y las vigas de madera en las habitaciones, que también visten de madera los suelos. Todo en el ambiente habla de armonía con el entorno, de silencio o trinos de pájaros. Caminamos sin obstáculos por todo el hotel, los jardines y la piscina, que es de agua salina para evitar químicas agresivas. Hort de Sant Patrici nos recuerda, a cada minuto, que Menorca es Reserva de la Biosfera por la UNESCO.