Iribarnia significa “centro del pueblo” y Lantz es un icono del carnaval navarro, pirenaico, un rito ancestral, primitivo, profundamente cultural, poderoso, una fuente de inspiración recurrente para nuestra amiga e insigne fotógrafa Cristina García-Rodero, captadora genial del alma de las culturas populares. La Historia pesa en el ambiente de este pequeño pueblo de montaña, y está presente en cada rincón de este hotel coqueto, que ha conservado con empeño los elementos originales del edificio y muestra en su interior antigüedades de la familia, que decoran los espacios y nos permiten adentrarnos en la historia, las costumbres y las formas de vida de sus antepasados. La casa es del XVI, con tres columnas centrales en sillar de granito sobre los que asientan los puentes y solivería de roble. Con gruesos muros en piedra y esquinas en sillería. En aquel tiempo planta baja para el ganado, primera para la familia, buhardilla para guardar el heno y los productos de la huerta y del bosque. Hoy suite con chimenea e hidromasaje y habitaciones decoradas con esmero. Estamos como reza su nombre en el centro del pueblo, junto a la iglesia, la escuela, el ayuntamiento y a un paso del río. Un rincón favorito del hotel es el de la chimenea junto a la recepción, donde una copa de vino, el calor de un leño ardiendo, la suave música ambiental y un buen libro se alían para inducirnos a una calma existencial, a una paz con el entorno y nosotros mismos.