Hay nombres de pueblos ligados inequívocamente a elementos que los han hecho universales. Nos vienen a la cabeza Murano y el cristal o Jabugo y el jamón. Benasque nos llena la memoria de nieve, de Pirineo, de bosques infinitos. A ver quién olvida la pista de Gallinero, si se ha atrevido. Aquí, en este paisaje generoso, Selba d´Ansils es un precioso edficio de montaña que se integra en el ambiente con una armonía de piedra, madera y pizarra, levantado en 2007 con religioso respeto a las normas de la arquitectura local, pero con espacios al uso de los tiempos, como un jardín-solarium orientado a sur o una piscina natural a modo de aljibe de agua pirenaica. Y con un pacto con el silencio por el que las habitaciones ocupan un ala del edificio y las zonas comunes el otro ala, siguiendo pautas de construcción de la comarca. La decoración la protagonizan muebles clásicos del XIX y principios del XX, muchos recuperados y restaurados por los propietarios del hotel. Y combinando con mobiliario nuevo, creando espacios con personalidad propia, como se haría en una casa. Todas las habitaciones son diferentes, todos los muebles son únicos. Y en torno al edificio, prados y bosques en una parcela de 10.000 metros cuadrados con vistas privilegiadas. Estamos en Benasque, y estamos en la montaña.