Con vistas a la infinita playa de Mazagón, éste es un hotel moderno inmerso en una finca de pinos que cuenta con una piscina en la planta primera con panorámica de toda la costa. Las habitaciones tienen decoración minimalista y mobiliario actual, todas miran al mar, y el restaurante es también un mirador sobre la playa. Estamos a quince minutos de Matalascañas y del Parque Nacional de Doñana, la reserva natural más destacable de la Península Ibérica. Y nos envuelve el silencio. Un marco impensable en la costa española.