En el camino desde Ceuta al sur, Tetuán se divisa como un enorme pueblo blanco andaluz. Y el Hotel Blanco Riad es la excusa perfecta para descubrir la ciudad, desde su medina, Patrimonio de la Humanidad. Hay que hacer un alto en la ruta para entrar en esa antigua medina, sus calles sinuosas, su ancestral mercado, sus plazuelas, y comprender los motivos del sello de la UNESCO. La vida en las calles es desbordante, entre fachadas encaladas y edificios de estilo colonial de la época del protectorado, el “Ensanche Español”. El Hotel Blanco Riad ocupa una preciosa casa con patio del siglo XVIII. En 1860 fue consulado español y en el tiempo del protectorado fue la casa del “Bachá”. Luego vivió la familia Ben Hassain y después fue un palacio de bodas. Columnas, pilares y arcos conforman ese patio con fuente a cuya galería dan las nueve habitaciones. Completan el edificio un gran patio ajardinado exterior desde el que se escucha el rumor de la fuente, y una azotea desde la que se divisan la medina y la alcazaba. Todas sus habitaciones son silenciosas, luminosas, acogedoras y distintas. Y en nuestro próximo viaje, Tetuán será el destino.