El Monasterio de Poblet, la abadía habitada más grande de Europa, ha sido desde siempre un faro de la Conca del Barberà, la fuente de cultura, la insignia arquitectónica de un románico tardío y un gótico monumental, Panteón Real de la Corona de Aragón. Un silencio en el campo que sólo rompen la discretas campanas y casi acompañan los cánticos de los monjes cistercienses en misa de 7, al alba.
Nuestro hotel es un edificio vanguardista equipado con energías alternativas, vecino del gran monasterio, al que complementa en la función de alojar con calidad a quienes no se conforman con la visita de una mañana. Porque envueltos en esta calma monacal y en esta austeridad natural del campo mediterráneo tarraconense apetece quedarse y vivir unos días al margen del vértigo urbano de nuestro tiempo convulso. Las habitaciones son sobrias pero de diseño, con maderas nobles y detalles de mucha calidad, como sus duchas ecológicas en impecables baños de mármol. Desde un altillo de la habitación 214 tenemos vistas del campanario de la capilla y de la imponente fachada del monasterio. Una televisión en la estancia habría sido un error. Con esta vista y un buen libro, estamos encantados.