La costa al sur de Lisboa es un paisaje ancestral de acantilados y playas. Preservado así gracias a la ausencia de una carretera litoral al uso de otras costas ibéricas desfiguradas. Para llegarse a cada pueblo junto al mar se toma el desvío que desde la carretera interior nos lleva a las olas y a un plato de mejillones. Y así, entre pueblo costero y pueblo costero, lo dicho, acantilados y playas desde hace siglos.
Herdade do Touril es una finca ganadera de cuatrocientas hectáreas y una parcela divina sobre el Atlántico dedicada a hotel singular, con playa propia. Tan singular que ha sido elegido Mejor Hotel Rural de Portugal 2011 en la feria del turismo de Lisboa. Nada sorprendente, pues hasta las cigüeñas, habituales de campanarios y tejados urbanos, anidan aquí en islotes marinos, una rareza espectacular. También a nosotros nos gusta estar aquí. Arquitectura del campo alentejano por fuera, decoración de vanguardia por dentro. Habitaciones y apartamentos se distribuyen el espacio, en una casa principal de planta baja y en varias casas dispersas en torno a un camino que lleva a la playa. Una playa virgen y de postal a la que bajamos por una ladera que ahuyenta a los más cómodos.
Los ambientes del hotel son dos, el del edificio histórico, con habitaciones de decoración rústica y terraza en torno a la piscina, y el de las casas independientes, con la autonomía que les da su equipamiento como apartamentos, con decoración de vanguardia.
Aquí somos felices todos, los niños en busca de caracolas varadas en la arena, o los que ansiamos un espacio para la calidad, la calma y el viento fresco del Atlántico.